Unidad de Dermatitis Atópica
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Qué es, causas, síntomas y tratamiento
Información sobre la dermatitis atópica
Se calcula que en nuestro país el 30% de los niños menores de 10 años está afectado por este diagnóstico; de hecho, representa más de un tercio de las consultas en nuestra Unidad de Dermatología Pediátrica. No obstante, a pesar de ser una patología fundamentalmente infantil que tiende a remitir con el paso de los años, lo cierto es que la dermatitis atópica no siempre desaparece en la edad adulta.
Por otro lado, aunque los síntomas cutáneos son los más llamativos y conocidos, hay que tener en cuenta que la dermatitis atópica está relacionada con factores inflamatorios, con un mayor riesgo de alergias e, incluso, con el asma y que además supone un gran impacto psicológico para los pacientes, que suelen referir problemas para relacionarse en el entorno escolar, laboral y personal.
Por este motivo, la Unidad de Dermatitis Atópica trabaja estrechamente con la Unidad de Alergias del grupo en aras de ofrecer una respuesta integral al paciente atópico de cualquier edad y en cualquier circunstancia.
De esta forma, aunque la dermatitis atópica no suele ser considerada una enfermedad grave, es importante llevar a cabo un diagnóstico precoz y un seguimiento continuado por parte del dermatólogo especialista en dermatitis atópica para aplicar el tratamiento adecuado cuando antes y evitar así que empeore el pronóstico de la enfermedad.
La experiencia clínica acumulada en nuestro centro nos demuestra que si se controlan los brotes más severos durante la infancia la evolución de la piel atópica es mucho más favorable en el futuro y el paciente tiene mejor calidad de vida, menor tasa de complicaciones asociadas y menos secuelas en su piel.
Qué es la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, crónica, recurrente y de carácter hereditario. Cursa en brotes y sus principales manifestaciones son eccemas (placas rojas en diversas localizaciones de la superficie de la piel) que provocan un picor muy intenso; tanto que puede llegar a interferir notablemente en la vida cotidiana y en la realización de tareas comunes; además de que frecuentemente acaba lesionando la piel, con el consiguiente riesgo de infecciones.
Generalmente, las manifestaciones cutáneas de la dermatitis atópica se presentan durante el primer año de vida del pequeño, progresan en forma de brotes a lo largo de la infancia y van remitiendo en la edad adulta, aunque no siempre ocurre de esta manera.
La incidencia de esta patología no es fácil de determinar con exactitud. No obstante, se calcula que en los países desarrollados la dermatitis atópica afecta a un tercio de la población infantil. El 60% de los casos suele ser diagnosticado antes de cumplir un año y alrededor del 85% se produce durante los cinco primeros años del niño. Con el paso de los años, la enfermedad progresa de manera favorable, aunque persiste en un porcentaje de población adulta que oscila entre el 3% y el 10%.
La dermatitis atópica afecta a ambos sexos por igual y está condicionada por una clara susceptibilidad genética. Aproximadamente entre el 20% y el 30% de los niños atópicos tiene uno de los progenitores afectados por esta enfermedad, un porcentaje que sube hasta el 40%-50% en caso de que sean los dos.
Causas y síntomas de la dermatitis atópica
El término atopia, procedente del griego a+topos y traducido como ‘fuera de lugar’, ‘poco frecuente’ o ‘poco común’ fue acuñado por el inmunólogo estadounidense Arthur F. Coca en 1923 para calificar a aquellas dolencias que en ese momento no estaban incluidas en grupos de enfermedades ya conocidas, como las alergias, los eccemas y el asma.
Causas
A pesar de haber sido descrita hace un siglo, las causas concretas de la dermatitis atópica siguen sin estar del todo claras. Lo que sí se ha descrito de forma detallada es que los eccemas que sufren los pacientes atópicos se producen por una alteración de la barrera cutánea (la capa protectora de la piel que evita la deshidratación y la entrada en el organismo de agentes potencialmente dañinos), unida a una reacción inflamatoria exagerada originada en el sistema inmunológico ante la exposición a determinados agentes, tales como cosméticos, polen, pelo de mascotas, productos químicos, detergentes, etcétera.
Los factores que inducen el deterioro de la barrera cutánea haciendo que ésta sea más permeable a los elementos irritantes son múltiples. En este aspecto, es reseñable que la dermatitis atópica es una enfermedad propia del llamado Primer Mundo y que apenas se da en países en vías de desarrollo o en áreas menos favorecidas. Además, es más común en entornos urbanos y menos frecuente en áreas rurales.
Esta circunstancia, unida al hecho de que la prevalencia de la dermatitis atópica se ha triplicado en las últimas tres décadas en los países industrializados, ha llevado a la comunidad científica a señalar que, aunque existen condicionantes genéticos, hay otros factores presentes en estos lugares que también pueden tener un papel muy relevante en la aparición de la dermatitis atópica, tales como la contaminación ambiental, la alimentación, la exposición a ciertos tóxicos no determinados de las mujeres durante la gestación, el tratamiento con antibióticos en el embarazo, el contacto prolongado con elementos tóxicos presentes en la vida cotidiana…
Síntomas
El síntoma principal y más frecuente de la dermatitis atópica es la aparición de un eccema (inflamación rojiza con descamación o exudado) en un área concreta de la piel acompañada de un picor muy intenso que obliga al paciente a rascarse de manera vigorosa, un comportamiento que aumenta la gravedad del picor, agrava el eccema y favorece la aparición de heridas y excoriaciones que, a su vez, tienen un gran riesgo de infectarse y dejar cicatrices.
En función de la edad del paciente, la localización de los eccemas varía. De esta forma, en los lactantes suele darse en la cara, en el tronco y en las extremidades. En niños más mayores, es más frecuente en las flexuras de los brazos y piernas, así como en la planta de los pies, el cuello y los pies. Finalmente, en los adultos son habituales en la nuca, los codos, el dorso de las manos y los pies y las zonas de flexión de las muñecas y las piernas. No obstante, es muy habitual que los adultos con dermatitis atópica presenten, además de éstas, reminiscencias de las lesiones típicas del periodo infantil.
Por otro lado, existen manifestaciones atípicas de la dermatitis atópica que han de tenerse en cuenta, ya que pueden desorientar a la hora de llevar a cabo un diagnóstico. En la Unidad de Dermatitis Atópica del Grupo Pedro Jaén, también se rastrean, entre otras manifestaciones atípicas
Pitiriasis alba
Manchas blanquecinas descamadas de forma redondeada que no pican y se distribuyen en la piel aparentemente sana de la cara y las extremidades.
Prurigo atópico
Erupción de pápulas, preferentemente en las piernas, que provocan un picor especialmente intenso que suele provocar lesiones profundas y ulceraciones.
Dermatitis plantar juvenil
Es relativamente frecuente en niños y adolescentes que usan calzado deportivo de forma constante y se caracteriza por el enrojecimiento de las plantas de los pies y la cara inferior de los dedos, que presentan un aspecto muy brillante y apergaminado. En ocasiones pueden aparecer fisuras.
Acrovesiculosis
Vesículas en los dedos y/o palmas de las manos y de los pies. Provocan picor, exudación, costras, descamación y fisuras. También pueden ser muy dolorosas.
Complicaciones asociadas a la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una condición clínica cuyas implicaciones van mucho más allá de la piel. Se sabe que está relacionada con otras patologías como la dermatitis de contacto, el asma bronquial, diversos tipos de alergia (las más habituales son la respiratoria, a alimentos, medicamentosas, a las picaduras de insectos, al parásito Anisakis y al látex), la sensibilidad al gluten y otras enfermedades inmunológicas y metabólicas.
Asimismo, los pacientes con dermatitis atópica son más propensos a sufrir infecciones de la piel por Staphylococcus aureus que pueden derivar en impétigo, herpes simple, moluscos contagiosos, micosis, y verrugas.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los pacientes con dermatitis atópica sufren irritabilidad, ansiedad, sentimiento de culpa, rechazo, acoso, aislamiento (por parte de otros, pero también autoimpuesto por vergüenza), etcétera, factores que pueden causar un impacto muy negativo en su desarrollo personal y en las relaciones con su entorno. Dado que la gran mayoría de pacientes son niños, es fundamental vigilar estos aspectos muy de cerca para detectar posibles desequilibrios emocionales.
«En el Grupo Pedro Jaén contamos con la primera Escuela de Atopia en el ámbito privado de Madrid»
Diagnóstico de la dermatitis atópica
Generalmente, no se precisan pruebas específicas para diagnosticar los casos de dermatitis atópica, ya que la historia clínica, la presencia de antecedentes familiares de primer y /o segundo grado, así como la observación de las lesiones y de su distribución son suficientes para que el especialista determine que el paciente sufre esta patología cutánea.
No obstante, en algunos casos en los que el diagnóstico no está claro es conveniente llevar a cabo pruebas complementarias como biopsia cutánea, análisis de sangre o test de alergia o intolerancias alimentarias para valorar la presencia de otras patologías que pudieran estar relacionadas con la dermatitis atópica.
Tratamientos de la dermatitis atópica
Actualmente, la dermatitis atópica no tiene curación, aunque sí existen terapias para aliviar los síntomas, controlar los brotes, mejorar la calidad de vida de los pacientes y evitar las complicaciones.
La dermatitis se presenta en secuencias de brote y periodos de remisión (piel aparentemente sana, sin eccemas, pero susceptible a sufrirlos). Por este motivo, el reto de los especialistas en dermatitis atópica no es solo tratar el eccema cuando ya ha aparecido, también que el tiempo en el que el paciente se encuentra en periodo de remisión sea lo más largo posible.
En la Unidad de Dermatitis Atópica del Grupo Pedro Jaén se propone un enfoque multidisciplinar que evalúa cada caso de manera específica para implantar la recomendación terapéutica más adecuada para cada paciente, ya que generalmente la respuesta es mejor si se combinan varias líneas de tratamiento en lugar de optar por monoterapias.
Alivio del picor
El picor o prurito es una sensación normal ante ciertos estímulos molestos que recibe nuestra piel (picaduras, roce con alguna sustancia irritante…). El rascado es un acto reflejo que todos tenemos cuando tratamos de aliviarlo, aunque en realidad suele hacer que el picor sea más intenso.
Sin embargo, pacientes atópicos sufren de manera especia una especie de círculo vicioso del picor. Es decir, cuando sufren un brote atópico, sienten un picor muy intenso que les impulsa a rascarse. El rascado, a su vez, agrava el picor y favorece que el rascado sea más agresivo, lo que finalmente acaba provocando excoriaciones y heridas dolorosas que pueden sangrar e infectarse. Por este motivo, romper ese círculo es fundamental para controlar los brotes.
Aliviar el picor es vital en pacientes atópicos por varios motivos. Por una parte, se trata de un síntoma mucho más intenso de lo habitual; tanto que interfiere en el desempeño cotidiano y resulta muy difícil de controlar, ya que la gran mayoría de pacientes son niños. Por otro, el rascado conduce a lesiones en la piel que pueden complicarse en forma de infecciones, heridas, úlceras y cicatrices que requieren tratamientos específicos.
El alivio del picor se lleva a cabo fundamentalmente con antihistamínicos tópicos. Este grupo de fármacos inhibe la liberación de histamina, un elemento que interviene en diversas reacciones bioquímicas del organismo, entre ellas, el picor.
Tratamientos de la sequedad de la piel
Los pacientes con dermatitis atópica tienen una clara tendencia a la deshidratación y la descamación de la piel debido al deterioro de su barrera cutánea, que deja escapar más agua de lo que sería normal. La sequedad de la piel produce tirantez y picor, un desencadenante de brotes y eccemas, con todas las implicaciones que acabamos de mencionar. La sequedad cutánea de los pacientes atópicos se lleva a cabo con cremas emolientes destinados a reparar la barrera cutánea para hidratar la piel y evitar la pérdida de agua. Están formuladas específicamente para pieles atópicas con el fin de que no resulten irritantes.
Tratamiento de los eccemas
Medicación tópica
Los eccemas característicos de las pieles atópicas se tratan fundamentalmente con corticoides tópicos para atajar la inflamación que se produce en cada brote. Según cada caso, los corticoides pueden combinarse con antibióticos en crema (si se aprecian signos de infección), inhibidores de la calcineurina (inmunomoduladores para controlar la respuesta exacerbada del sistema inmunológico que suelen usarse una vez que se ha resuelto el brote) o medicación biológica (dirigida específicamente a las dianas moleculares implicadas en la aparición de brotes atópicos).
Tratamientos sistémicos
Los corticoides, inmunosupresores, antihistamínicos y medicamentos biológicos pueden aplicarse en su forma oral o inyectada en casos seleccionados resistentes a otras líneas de tratamiento o en pacientes adultos.
Fototerapia
El uso controlado de la radiación ultravioleta sobre la piel es un recurso que se emplea en casos seleccionados de dermatitis atópica, generalmente como segunda línea de tratamiento, por sus propiedades inmunomoduladoras y antiinflamatorias. La fototerapia suele reservarse únicamente para casos seleccionados de dermatitis atópica moderada o grave en adultos. En niños únicamente se emplea en casos graves según el criterio del especialista.
Escuela de Atopia Grupo Pedro Jaén
Grupo Pedro Jaén forma parte del programa de escuelas de atopia de la Fondation Dermatite Atopique. La amplia experiencia de nuestro centro en el tratamiento de patologías dermatológicas infantiles, así como su enfoque diferencial del manejo de la dermatitis atópica ha hecho posible la implantación y desarrollo de esta iniciativa concebida como un lugar de escucha e intercambio, tanto para padres como para los niños con esta enfermedad cutánea.
Además de colaborar y compartir conocimientos con otros especialistas de la red creada por la entidad francesa, la Escuela de Atopia del Grupo Pedro Jaén organiza periódicamente una serie de talleres participativos destinados a formar a los padres y madres en el manejo de la dermatitis atópica, así como facilitar a los pequeños el autocontrol de la patología, un factor decisivo en el pronóstico del paciente a medio y largo plazo.
Objetivos de los talleres de atopia de Grupo Pedro Jaén
Uno de los objetivos fundamentales de los talleres de dermatitis atópica es que grandes y pequeños entiendan esta enfermedad ofreciéndoles información práctica y veraz avalada científicamente. Generalmente, se imparte una charla informativa encaminada a describir los aspectos más importantes de la dermatitis atópica, su evolución, los tratamientos disponibles y las novedades más relevantes en esta área.
Posteriormente, se abre una mesa redonda de debate en torno a los temas que originan más dudas o más controversia como puede ser la aplicación de corticoides, la conveniencia de convivir o no con mascotas, las pautas de higiene y cuidados diarios… en el que participan las familias y los especialistas de la Unidad de Dermatitis Atópica del nuestro centro. El objetivo de esta sesión es tocar la atopia de manera integral atendiendo a los distintos aspectos implicados en la evolución de la enfermedad, además de ayudar a que los especialistas tomen el pulso sobre cuáles son las preguntas y las necesidades de las familias con respecto a esta enfermedad.
Paralelamente, los niños se reúnen con otros miembros de la unidad para aprender, siempre dentro de un entorno lúdico mediante dinámicas basadas en el juego y los dibujos, a controlar el picor, a rascarse sin hacerse daño, a aplicarse las cremas específicas, a identificar los factores precipitantes…
El objetivo principal es crear un marco educativo que favorezca el intercambio de experiencias, el conocimiento de la enfermedad y el empoderamiento de los pacientes para mejorar el control y evolución de la enfermedad.
Más información
A continuación se proporcionan algunos consejos que pueden resultar de utilidad, se responde a algunas de las dudas más frecuentes que tienen los pacientes sobre la dermatitis atópica y se indican la autoría y las referencias de esta página:
Consejos para pacientes con dermatitis atópica
Cómo romper el círculo vicioso del rascado
Cuando la piel pica, evitar rascarse es tremendamente difícil para cualquiera; mucho más si el paciente es un niño. Sin embargo, es importante que los pequeños con dermatitis atópica aprendan cuanto antes a controlar este impulso lógico. Para ello, es importante que aprendan a identificar los factores que favorecen la aparición del picor (inflamación, sequedad ambiental, calor, piel seca…) y que desarrollen habilidades para evitar rascarse o, al menos, hacerlo de manera suave.
En la Escuela de Atopia del Grupo Pedro Jaén se imparten talleres de manera periódica para enseñar a los padres que simplemente con decir “no te rasques” no solo no van a conseguir que el niño no lo haga, sino que seguramente incrementarán su ansiedad por hacerlo.
Por eso, enseñamos conductas de distracción para que dejen de focalizar su atención en el picor y tengan una actividad alternativa al rascado que reduzca la frecuencia de esta conducta. Estas actividades pueden ser desde hacer manualidades hasta colorear, pasando por ayudar en alguna tarea que estén haciendo sus padres. Asimismo, las técnicas de relajación también ayudan a controlar el impulso de rascarse frenéticamente
Conviene tener a mano un envase de crema para extender una fina capa para aliviar el picor en cuanto aparezca y repetir la pauta de hidratación varias veces al día para evitar que se reseque. Pulverizar agua termal o aplicar frío en la zona que pica también ayuda a reducir el picor, ya que el frío “engaña” a los receptores del picor. Un truco muy útil es meter las cremas y los pulverizadores en la nevera para que su temperatura sea fresca en todo momento.
Por otra parte, es preciso enseñar a no rascarse con las uñas, sino con instrumentos suaves que no erosionen la piel, tales como manoplas, guantes, el dorso de la mano, la yema de los dedos…
¿Cómo controlar el picor inconsciente?
Las conductas de distracción son útiles para evitar el rascado inconsciente diurno, pero hay que tener en cuenta que los niños atópicos también se rascan cuando están distraídos o por la noche mientras duermen. Para evitarlo, es conveniente que los niños duerman con pijamas ligeros de algodón, que la habitación no esté excesivamente caldeada y que se acuesten con guantes o manoplas de algodón o seda. Finalmente, la ropa de cama tendrá que cambiarse frecuentemente y lavarse con detergentes suaves; sin suavizante.
Higiene diaria del paciente atópico
Los pacientes atópicos deben decantarse por la ducha en lugar del baño, ya que cuanto más tiempo esté su piel en contacto con el agua, más se deshidratará. Por este motivo, las duchas deben ser cortas y cerrando el grifo mientras se enjabonan. La temperatura del agua debe oscilar entre los 32 y los 34 grados, ya que el agua demasiado caliente favorece la evaporación del agua desde la piel.
En este sentido, hay que admitir que duchar a un niño muy pequeño no siempre es sencillo y resulta más práctico el baño. En esos casos es conveniente añadir un producto emoliente al agua de la bañera (existen aceites solubles en el agua específicos para atópicos) y no prolongar su duración durante más de diez minutos.
Hay que usar geles de baño Syndet cuyo pH sea lo más parecido al de la piel (5,5-5,6) para no resecarla y respetar la integridad de la barrera cutánea. Para aplicarlos, es mejor utilizar las manos en lugar de esponjas o guantes de ducha. En cuanto al champú, hay que escoger productos suaves aptos para su uso frecuente.
Al acabar, hay que secar la piel con una toalla suave dando toquecitos evitando frotar en exceso la piel, pues puede desencadenar picor. A continuación, es imprescindible hidratar la piel con productos específicamente formulados para pieles atópicas que restablezcan la barrera cutánea y eviten la pérdida de humedad. Aplicar la crema emoliente sobre la piel ligeramente húmeda hace que ésta se deshidrate menos, ya que la crema penetra mejor en la piel.
Es importante no aplicar las cremas hidratantes en las zonas con eccemas activos y mantener las uñas siempre cortas y limpias.
Vacaciones con dermatitis atópica
El aumento de las temperaturas, menor número de procesos febriles, viajar a zonas costeras más húmedas, todo ello suele repercutir en una mejoría de los pequeños con dermatitis atópica. Sin embargo, no todos los factores ligados al verano son igualmente benignos para la piel de los niños con dermatitis atópica. De hecho, algunos casos empeoran notablemente en esta época del año.
Por ejemplo, el cloro de las piscinas puede agravar el eccema y la higiene cotidiana en zonas vacacionales con aguas muy calcáreas o que tienen una gran concentración de magnesio multiplica la irritación de este tipo de epidermis. No obstante, no es posible ni tampoco deseable privar a los pequeños de las jornadas de diversión en la piscina y desde luego no es posible modificar la composición del agua corriente de los destinos de vacaciones.
Por ese motivo, conviene hacer una visita al dermatólogo antes de iniciarlas para que el profesional evalúe el estado del niño y ayude a trazar un plan personalizado para que el pequeño disfrute del verano sin sufrir a causa de su piel.
Asimismo, puede recomendar cremas con efecto barrera que aíslan bastante bien la piel del agua clorada. Las cremas de barrera se denominan así porque están formuladas para repeler el agua y crear un aislante entre ésta y la piel. El objetivo es evitar la pérdida de agua desde el interior de la piel y evitar que el cloro o los compuestos salinos disueltos en el agua toquen la piel del niño atópico. Estas cremas además sirven para evitar el contacto de la piel con otros elementos acuosos (saliva, orina, sudor…) que pueden irritar ciertas zonas de la piel (zona peribucal, región del pañal, axilas, etcétera).
Finalmente es recomendable acortar en la medida de lo posible la duración de los baños. Al salir del agua, hay que enjuagar muy bien la piel con agua dulce después de cada baño y después de cada jornada hidratar la piel con su producto emoliente habitual.
En cuanto a la protección solar, los niños con dermatitis atópica deben usar fotoprotectores físicos o también llamados filtros minerales ya que están compuestos por partículas que no se absorben por la piel, quedando en la superficie. De esta forma evitamos que penetren en la piel sustancias químicas como el octocrileno (presente en muchos fotoprotectores convencionales) que pueden irritar la piel del niño atópico (a corto plazo) o generar alergias (a largo plazo). Estas cremas deben ser preferiblemente resistentes al agua, a pesar de lo cual hay que reaplicarlo cada dos horas.
En algunos casos bien seleccionados, los dermatólogos recomendamos a los padres que expongan al niño al sol, sin factor de protección solar, únicamente durante unos minutos al día para mejorar el estado de la piel de manera similar a como lo haría la fototerapia que aplicamos en nuestro centro de manera controlada. Esto lo hacemos para aprovechar las propiedades inmunomoduladoras del sol, que ayudan en muchas enfermedades de la piel, entre ellas la dermatitis atópica.
En cualquier caso, durante los meses de verano es importante no descuidar las rutinas del cuidado diario de la piel de los niños con dermatitis atópica y (salvo que el dermatólogo indique lo contrario) mantenerlas incluso aunque la familia vaya a lugares en los que mejora el curso de la dermatitis.
La dermatitis atópica en el colegio
Igual que sucede con otras patologías, desenvolverse en el entorno escolar representa un verdadero reto para los niños con dermatitis atópica. El picor característico de este trastorno multiplica la posibilidad de que el niño a veces presente conductas incómodas o difíciles de comprender por parte de sus profesores y compañeros, como irritabilidad, somnolencia (por el uso de antihistamínicos o por haber dormido poco…).
Los niños atópicos descansan en general peor, lo cual puede repercutir en su estado de ánimo y en el rendimiento escolar, por lo que el personal docente debe conocer bien esta enfermedad, para poder minimizar el impacto en el niño en edad escolar.
Estas conductas, que no tienen nada que ver con un mal comportamiento en clase, pueden resultar más acusadas en época de exámenes, ya que los nervios y el estrés son desencadenantes claros de los brotes y, por lo tanto, del picor intenso. No obstante, con un poco de buena voluntad, el niño atópico puede hacer una vida escolar completamente normal.
Los profesores y el servicio de enfermería deben estar informados de la patología que tiene el alumno para ayudarle en caso necesario, pero es el niño el que tiene que aprender a aplicar las pautas de tratamiento y autocuidado que le haya prescrito el dermatólogo. La familia debe informar del tipo de medicación que toma el pequeño y éste debe llevar encima sus cremas, guantes, manoplas… para cuando sean necesarias.
Es conveniente que pueda ducharse después de hacer deporte y que para ello pueda usar sus productos especiales. Si lleva uniforme y el tejido del mismo tiene mezcla sintética o es de lana, conviene que lleve debajo una camiseta de algodón. Es cierto que la lana es un tejido natural, pero no es recomendable para la piel atópica.
No es necesario que siga una dieta especial, salvo que además de la atopia presente algún tipo de alergia o intolerancia alimentaria.
Fobia a los corticoides ¿está justificada?
En la práctica médica hay bastantes fármacos que tienen una mala fama injustificada. El área de dermatología no es una excepción y, concretamente, la dermatitis atópica cuenta con un grupo de medicamentos, los corticoides tópicos, que causan rechazo o reticencias a pesar de ser seguros y eficaces.
Es frecuente que los padres de niños con dermatitis atópica muestren reticencias a aplicar el corticoide tópico prescrito por el dermatólogo por miedo o por desconocimiento acerca de sus ventajas o su pauta de aplicación.
Sin embargo, los corticoides tópicos han demostrado su eficacia en el tratamiento de la dermatitis atópica, incluso en pacientes pediátricos. Su potente efecto antiinflamatorio y su acción local los convierte en aliados perfectos del especialista en dermatitis atópica. Prescindir de estos medicamentos o no aplicarlos correctamente empeora el estado del eccema y el pronóstico de la enfermedad a medio y largo plazo.
Cómo aplicar los corticoides correctamente
- Aplicarlos preferentemente después del baño, sobre la piel ya seca.
- Extender la crema en una capa fina, pero en cantidad suficiente para cubrir la zona con eccema. Dar un suave masaje para facilitar la absorción del producto.
- Respetar la dosis y la frecuencia de uso, tanto en las fases agudas como en las de mantenimiento; en ésta, lo más probable es que se paute un cambio de medicación introduciendo un inmunomodulador, además de la crema emoliente o hidratante.
- No abandonar el tratamiento a medias, aunque las lesiones hayan mejorado, sin el visto bueno del especialista.
Preguntas frecuentes sobre dermatitis atópica
¿La dermatitis atópica es contagiosa?
No. La dermatitis atópica no se contagia entre personas, aunque éstas mantengan contacto estrecho y prolongado. Ni siquiera se contagia tocando toallas, utensilios o ropa de pacientes atópicos. No obstante, hay que tener en cuenta que las lesiones que sufren pueden infectarse, en cuyo caso sí habría que tener precaución para no infectarse por el agente causal de dicha infección, pero no de la dermatitis atópica como tal.
Principales desencadenantes de los brotes de atopia
Los brotes de dermatitis atópica suelen producirse por roce con determinados tejidos (sintéticos, lana…), frío, calor, sudoración, ejercicio, estrés, ansiedad, miedo, exposición al humo, detergentes, cosméticos con perfume o alcohol, jabones, fiebre…
¿Se puede prevenir la dermatitis atópica?
No. Hay varias líneas de investigación al respecto, aunque todavía no hay conclusiones sólidas. No obstante, se pueden evitar o espaciar los brotes de atopia identificando sus desencadenantes para evitarlos en la medida de lo posible. Asimismo, instaurar el tratamiento de forma precoz ayuda a reducir la gravedad de la patología y a mejorar su evolución a medio y largo plazo.
¿Cuándo remite la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica remite en un alto porcentaje de casos a medida que el paciente va cumpliendo años. Concretamente, a partir de los siete años, el 80% de los niños empiezan a mejorar notablemente, aunque es probable que siempre mantengan una tendencia a tener la piel seca y que ésta se irrite con facilidad.
No obstante, esta no es una regla fija y una proporción de pacientes sigue teniendo la enfermedad en la edad adulta, aunque generalmente más leve.
¿Qué enfermedades pueden confundirse con la dermatitis atópica?
La dermatitis seborreica tiene manifestaciones muy similares en los lactantes. Para diferenciarlas es importante fijarse en que la dermatitis seborreica debuta casi siempre en el primer mes de vida del bebé, las lesiones tienen un color más amarillento y un aspecto graso (no descamado o húmedo como en la dermatitis atópica) y pueden localizarse en las cejas y al cuero cabelludo, ubicaciones atípicas en casos de dermatitis atópica. Además, el prurito asociado a la dermatitis seborreica no es tan intenso como el de la dermatitis atópica.
La dermatitis atópica también puede confundirse con otras afecciones de la piel como la dermatitis irritativa del pañal, la dermatitis de contacto, algunas inmunodeficiencias, sarna… aunque éstas son patologías menos frecuentes.
¿Hay alimentos que pueden provocar brotes de atopia?
Sí. Independientemente de que el pequeño sea más susceptible de tener alergias alimentarias, hay alimentos que favorecen la aparición de eccemas. entre ellos, la leche de vaca, los huevos, los cacahuetes, la harina de trigo, algunos pescados y mariscos y frutas como el kiwi.
Autoría del contenido de esta página y referencias
El contenido de la presente página ha sido elaborado por el Departamento de Comunicación y el Equipo Médico del Grupo Pedro Jaén siguiendo nuestro compromiso editorial, mediante el que garantizamos la veracidad y actualización de la información proporcionada.
Referencias sobre la dermatitits atópica:
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