En este post explicamos las características del cabello y la piel adolescente y proporcionamos algunos consejos para cuidarlos adecuadamente.
Lo mejor que tiene la adolescencia es que se pasa. Esta es quizá de las pocas cosas en las que están de acuerdo los adultos con hijos adolescentes y los chicos y chicas que se encuentran en esta edad tan complicada… también para la piel.
Las culpables de que tanto jóvenes como adultos estén deseando concluir esta etapa de la vida son las hormonas, esas sustancias segregadas por diferentes glándulas del cuerpo que intervienen en prácticamente todos los procesos del organismo y que inciden directamente en ese torbellino físico y emocional inherente a la adolescencia.
Características del cabello y la piel adolescente
Cuando llega la pubertad, las glándulas sexuales y suprarrenales se vuelven hiperactivas y empiezan a segregar grandes cantidades de hormonas responsables de los típicos cambios que se van produciendo en el cuerpo de los adolescentes.
A las chicas les empiezan a crecer las mamas, se les redondean las caderas, a los chicos les cambia la voz, se les ensancha el torso… y a ambos sexos les empieza a crecer vello en pubis, axilas y, en el caso de los varones, en el pecho y en la barba.
Las glándulas sudoríparas también se unen a la fiesta produciendo más sudor; especialmente las apocrinas, que hasta ese momento estaban aletargadas. A pesar de que las glándulas apocrinas producen menos cantidad de sudor que las ecrinas, su localización —mamas, axilas, oído, zona perianal y genital— y el hecho de que este sudor sea el que verdaderamente tiene un olor fuerte las convierte en culpables de que los adolescentes presenten un aspecto desaseado y poco atractivo si no se esmeran en su higiene personal.
Con todo, los cambios adolescentes que más atañen a los dermatólogos tienen relación con una especie de furor productivo de las glándulas sebáceas encargadas de segregar la grasa necesaria para lubricar el pelo y la piel. En la adolescencia, esta producción aumenta y se acelera, especialmente en el caso de los varones, ya que los andrógenos —hormonas sexuales masculinas— responsables de este fenómeno se encuentran en menor cantidad en las chicas.
Por culpa de esta hiperproducción de sebo el pelo se engrasa con facilidad y pueden aparecer alteraciones como la seborrea o la caspa.
Pero, sin duda, el problema cutáneo estrella de la adolescencia es el acné. Los granos que afean el rostro de chicos y chicas; especialmente de los primeros por aquello que decíamos de las hormonas masculinas traen por la calle de la amargura a los adolescentes y, de rebote, a sus familias en los años en los que dura, aunque por regla general no hay que obsesionarse porque, igual que ocurre con la adolescencia, también se pasa.
Los granos o espinillas son inflamaciones que se originan cuando el sebo de los folículos pilosos, que recordemos producimos en exceso a esa edad, se agolpa en el conducto de salida al exterior. Allí se junta con las células muertas y con Propionibacterium acnes, una bacteria que habita en la piel que se alimenta de grasa.
Los restos de la «digestión» también contribuyen a taponar el poro y es entonces cuando se forma el grano o comedón. Los granos o espinillas se producen cuando el folículo se inflama. Presentan un color rojo más o menos intenso, duelen y pueden tener el extremo lleno de pus o no. Por otro lado, nos encontramos con los puntos negros o comedones abiertos. En este caso, el folículo está taponado, pero no inflamado.
Tratamiento del acné en adolescentes
El tratamiento del acné juvenil habitual consiste en implantar una rutina constante de limpieza para evitar la obstrucción de los poros y retirar el exceso de sebo.
El dermatólogo especialista en el tratamiento del acné puede indicar la aplicación de lociones y cremas con peróxido de benzoilo, un principio antibacteriano que acaba con Propionibacterium acnes que, además, tiene propiedades comedolíticas, queratolíticas y seborreguladoras; o lo que es lo mismo, destruye el comedón, suaviza la piel engrosada con un suave efecto peeling y reduce la producción de sebo.
También es frecuente la prescripción de retinoides tópicos para regular la producción de sebo y mejorar el aspecto de la piel, así como antibióticos en los casos de acné inflamatorio por su acción frente a las bacterias.
¿Y qué hay de la isotretinoína, el famoso Roacután? Pues hemos de decir que este retinoide es un clásico del arsenal antiacné que hace años ser reservaba únicamente para tratar casos de muy severos y resistentes por la cantidad de supuestos efectos secundarios severos que podía producir —pensamientos suicidas, depresión…—. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que esta leyenda negra no estaba justificada y ahora lo administramos en casos moderados o en pacientes con acné tardío con total tranquilidad. Eso sí, advirtiendo de que es un fármaco que hay que tomar bajo un control médico muy estrecho, ya que causa sequedad en las mucosas, fotosensibilidad y malformaciones en el feto, por lo que durante el tratamiento hay que evitar el embarazo.
Los dermatólogos observamos que entre la población general hay muchas ideas equivocadas sobre el acné. Si quieres conocer algunas de las más frecuentes, te invitamos a leer el siguiente artículo de nuestro blog: Mitos sobre el acné.
Consejos para el cuidado del cabello y la piel adolescente
Los cuidados de la piel adolescente normal no son ni complicados ni costosos, ni siquiera aunque sufran el azote del acné. Así, en esta edad hay que seguir el mismo patrón que en resto de las etapas de la vida: limpiar, hidratar y proteger.
Basta con lavar la cara una o dos veces diarias con un jabón suave y agua tibia para retirar el exceso de sebo y reducir el riesgo de que los poros se obstruyan y se produzcan los granos. A continuación, es conveniente hidratar la piel con una loción o crema específica para pieles jóvenes. Las hidratantes indicadas para esta edad son ligeras, muy fluidas y no obstruyen los poros.
Las usuarias de maquillaje deben optar por productos no oleosos (oil-free) y desmaquillarse siempre al final del día. Esta es una norma que deberían grabarse a fuego desde que empiezan a usar maquillaje y mantener durante toda la vida.
Dejar el maquillaje para dormir asfixia y estropea la piel, empeora el acné al taponar los poros y puede causar problemas oculares muy serios en el caso de no retirar sombras de ojos y máscara de pestañas.
En estas edades los estilismos capilares están a la orden del día. Es importante usar geles, lacas, gominas o fijadores de calidad para cuidar la fibra capilar y evitar reacciones alérgicas. Lo mismo ocurre con los tintes, moldeadores, planchas o tenacillas para teñir, alisar o rizar el cabello.
Y al hilo de esta recomendación, una pregunta del millón: ¿Es malo teñirse a menudo o vivir conectado a las planchas de pelo? Pues depende de lo que entendamos por «ser malo». Un sobreuso de los tintes puede resecar el cuero cabelludo y las decoloraciones repetidas, que se necesitan cuando se quiere teñir el pelo de rubio platino o colores brillantes como el blanco, el rosa, el azul, el morado o el verde dañan la fibra capilar, pero no hacen que se caiga más el pelo o que aparezcan calvas, como a veces se dice. Estos productos no afectan a la raíz del pelo, que está en un nivel mucho más profundo de la dermis.
Algo parecido tenemos que decir de las planchas, las extensiones, las rastas o las trenzas. Estos procedimientos pueden llegar a ser agresivos con la fibra capilar, pero no tienen efecto sobre la caída del cabello. En ambos casos, basta un buen corte para eliminar el pelo dañado y dar paso al cabello de color y textura originales.
Te invitamos a compartir es post sobre el cuidado del cabello y la piel adolescente con aquellos familiares y amigos a los que creas que le puede interesar.
Referencias y autoría del contenido
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Referencias sobre el cuidado de la piel y el cabello adolescente:
1. Antonieta garrote, Ramón Bonet. Cuidado de la piel adolescente. Asesoramiento dermocosmético. Offarm: farmacia y sociedad, ISSN 0212-047X, Vol. 28, Nº. 6 (SEP-OCT), 2009, págs. 87-94.
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