Entiende por qué puedes experimentar caída de cabello a causa de la COVID-19 y conoce algunos consejos para saber qué hacer en estos casos.
Paciente que llega muy preocupada a la consulta del especialista explicando que hace unos meses estuvo enferma por coronavirus y que ahora nota que el pelo se le cae a mechones. Tanto es así, que incluso trae consigo fotografías en su móvil o varios puñados de cabello para demostrar que su alarma no es infundada.
Las consultas de este estilo, más frecuentes en mujeres, pero también en varones, han crecido exponencialmente en las últimas semanas, según han podido comprobar nuestros dermatólogos especialistas en tricología, que han llevado a cabo un estudio para corroborar si esta impresión que tienen los pacientes se corresponde con una realidad clínica o no.
Caída de cabello a causa de la COVID-19: ¿por qué ocurre?
Según sus averiguaciones, esta relación existe, y así lo han explicado en varios medios de comunicación (escuchar podcast en RTVE). Es decir, es esperable que después de haber pasado la infección por coronavirus SARS-CoV-2 se produzca una caída masiva del cabello y no solo por el estrés derivado del confinamiento, de haberse contagiado o de la incertidumbre sobre el presente y futuro de la pandemia.
Según resumen nuestros expertos, el fenómeno tiene, además, relación con haber sufrido la infección con cierto grado de severidad; es decir, con un componente inflamatorio y febril importante. De esta forma, han acreditado que los pacientes que en su día tuvieron episodios de fiebre alta ahora están experimentando caída de cabello en mayor proporción que los que pasaron la enfermedad de manera más leve. «Esto ocurre con cualquier infección grave que produzca mucha fiebre y mucha inflamación en el cuerpo o cuando hay grandes pérdidas de sangre. Es muy típico, por ejemplo, después de grandes cirugías o los tratamientos de quimioterapia», explicaba el Dr. Óscar Muñoz, tricólogo de nuestra Unidad de Tricología y Trasplante Capilar en una entrevista a 20 Minutos.
Para entenderlo, nuestro experto explica que, al contrario de lo que ocurre en los animales que mudan una o dos veces al año, los humanos estamos en un proceso de renovación capilar constante en el que alrededor del 90% de nuestro cabello está creciendo, mientras el 10% restante se va cayendo cada día. La fase de caída, llamada fase telógena, no se produce inmediatamente después del episodio febril o del problema de salud en cuestión, sino que tarda entre tres y cuatro meses. Es decir, la fiebre actúa como desencadenante del proceso de caída, pero el mensaje que envía al folículo no llega instantáneamente.
Las pregunta obligadas a continuación son: ¿me voy a quedar calvo? ¿es grave la caída de cabello a causa de la COVID-19? ¿tiene solución? Pues bien, según las explicaciones de nuestros tricólogos, aunque la caída del cabello asociada a la infección por coronavirus es verdaderamente llamativa y es normal que produzca angustia a quien la sufre, hay que mantener la calma, ya que se trata de una pérdida de cabello denominada efluvio telógeno que no reviste gravedad y que remite al cabo de un tiempo sin dejar secuelas.
Efluvio telógeno y coronavirus
El efluvio telógeno, de hecho, es una alteración de ciclo de regeneración capilar ampliamente conocido y descrito por los especialistas en tricología. Este fenómeno ocurre cuando la raíz del folículo piloso sufre un daño específico que interrumpe su ciclo normal de crecimiento. Esta agresión puede ser desde una infección (como en el caso del coronavirus), a una cirugía, pasando por algún evento traumático o estresante, el parto o algunos déficits vitamínicos.
En ocasiones no es posible identificar la causa del efluvio telógeno de manera clara y, en otras, los motivos del efluvio son múltiples y coincidentes en el tiempo. En el caso del coronavirus, además de la inflamación y de la fiebre nos encontramos con una situación de estrés y angustia que, sin duda, ha repercutido en un agravamiento de la patología. El Dr. Muñoz explica que «nunca se pierde el pelo por completo, bajo ningún concepto. Volvería a aparecer solo en la inmensa mayoría de los casos, aunque con algunos pacientes, sobre todo si están un poquito estresados, podemos poner algo para agilizar los trámites, como minoxidil o plasma. Pero en general sin hacer nada se resuelve».
En cualquier caso, cuando se conoce la causa de base y es tratable, es importante corregirla para que el efluvio telógeno mejore y no provoque esas situaciones de ansiedad, preocupación excesiva o perjudique la autoestima de los pacientes. Generalmente, hay que explicar que desde que se produce el daño que afecta al ciclo de crecimiento capilar, hasta que la caída del cabello resulta evidente pasan dos o tres meses y que los tratamientos, a su vez, también tardan un tiempo en hacer efecto.
Si no se resuelve espontáneamente, conviene buscar ayuda médica y un diagnóstico fiable. Éste se lleva a cabo mediante la valoración de la historia clínica, la exploración médica y la tricoscopia digital. De esta forma, el especialista puede identificar las posibles causas del efluvio telógeno, valorar la calidad del cabello mediante la realización de un pull-test (consistente en tirar del pelo con suavidad) y ver su estructura capilar con detalle gracias al microscopio digital.
Asimismo, se suelen prescribir analíticas completas para conocer la función tiroidea, los niveles de hierro, oligoelementos y vitaminas, así como otros parámetros que el especialista considere de interés en función del caso individual de cada paciente.
Consejos para la caída del pelo telógeno después del coronavirus
A continuación se indican algunos consejos que pueden ayudarte a afrontar la caída del cabello a causa de la COVID-19:
No te asustes
El efluvio telógeno es una caída de cabello transitoria. Puede ser más o menos llamativa o evidente, pero en realidad no es más que una aceleración del ciclo vital del pelo, de manera que tendrá una duración de entre tres y seis meses volverá a crecer al cabo de otros dos o tres meses. Hay que insistir en que la mayoría de los casos de efluvio telógeno se deben a causas puntuales y aisladas en el tiempo. Por eso, no suele requerir ningún tipo de tratamiento, salvo esperar pacientemente a que cabello se renueve por sí solo.
Péinate y lávate el pelo como siempre
Entre tanto, hay que mantener los hábitos de cepillado e higiene capilar habituales. Todavía persiste la creencia de que dejar de peinar o lavar el cabello con menos frecuencia hará que el pelo se caiga menos, pero no es así. De hecho, incluso sucede todo lo contrario. Según repiten nuestros especialistas, el lavado frecuente y el cepillado normal ayudan a desprender los pelos que están a punto de caer, dejando vía libre para que los nuevos cabellos crezcan antes y el efluvio telógeno revierta más deprisa.
Caída de cabello a causa de la COVID-19: cuándo buscar ayuda para el efluvio telógeno
Si la situación se prolonga más allá de estos plazos o si el paciente se encuentra especialmente angustiado por esta caída del cabello debe acudir a un especialista en efluvio telógeno para evitar que está afección en su forma más aguda se convierta en un proceso crónico, para descartar la existencia de otro tipo de trastornos o la existencia de otros tipos de alopecia como la androgenética (al fin y al cabo, es la más frecuente) o para que prescriba un tratamiento individualizado que acorte este proceso de recuperación del efluvio.
Existen tratamientos para este fin y algunos nutricosméticos. A este respecto, hemos de recordar que buena parte de los suplementos nutricionales que se venden con la promesa de evitar o frenar la caída del cabello no son efectivos, de manera que no es recomendable empezar a tomarlos sin contar con asesoramiento previo por parte de un especialista en tricología.
Te invitamos a compartir este artículo donde abordamos la caída del cabello a causa de la COVID-19 con aquellos familiares y amigos a los que entiendas que le puede resultar de interés.
Referencias y autoría del contenido
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